Procesa los anacardos hasta que quede granuloso.
Incorpora todos los demás ingredientes y procesa de nuevo.
Prueba para rectificar la sal y continúa procesando hasta tener una masa homogénea. Verás que se forma una bola.
Saca la masa y dale forma de quesito, como si fuera una rueda, buscando eliminar las grietas que se le van formando (aunque si queda alguna es completamente normal).
Una vez bien formado, con mucho cuidado, mete el queso en una bolsa de plástico hermética (reutilizable). Guárdalo en un lugar cálido (protegido de la luz directa) durante 48 horas para que se fermente. Para esto, yo suelo utilizar el horno (apagado).
Pasadas las 48 horas, verás que el queso ha soltado grasita, así que lo mejor es cambiarlo de bolsa a otra limpia (no tires la que ya usaste, lávala bien con jabón y agua caliente y una vez que seque la puedes reutilizar).
Mete tu quesito en la nevera por al menos, 48 horas más. Esto lo hacemos para el queso madure, entre más tiempo lo dejes ¡mejor! Además, esto hará que vaya secando, tanto el interior como la corteza, y gracias a eso, ya no sentirá grasoso.
Raciones 0
* Los valores % diarios se basan en una dieta de 2,000 calorías y es aproximado. Tu requerimiento puede variar según tus necesidades calóricas.